Tuesday, November 29, 2005

Capítulo XXVI: Helen Rasselbach

Era probablemente el frente más lujoso de un hospital que Tito hubiera visto jamás.
Un frente totalmente ornamentado con especies subtropicales, jardineros presurosos por doquier, y autos fastuosos en el park hall.
Definitivamente, no parecía tratarse de un hospital.

Entraron por unas escaleras de mármol muy acordes al entorno, hasta un recibidor amplísimo que más parecido era a una sala de espera VIP de aeropuerto europeo, que de un hospital sudaca.

- No entiendo….. dijo Tito, abrumado. Cómo es que este hospital se mantiene?
- Tengo el 13% del Hospital, Tito. EL otro porcentaje está dividido entre personas importantes y acaudaladas. Narcotraficantes, en su mayoría, el Gobierno de Paraguay. Es aquí donde se realizan las más importantes cirugías de cambio de rostro a nivel mundial, por ejemplo. Es también el mejor centro de investigaciones de neurología humana del planeta. Aquí se fabricó tu chip controlador, Tito, hace mucho.
- Y a qué venimos? A colocarme un modelo 2005?, dijo, irónicamente.
- A devolverte tu vida. Esperame sentado por acá, ya vuelvo.

Y desapareció. Sobre su figura que se empequeñecía, el logo de “Médica Paraguay” la marca registrada de la institución, centelleaba en mil neones.




Pasó alrededor de media hora hasta que Tito volvió a ver a Espinosa regresar con una hermosa mujer que, desde esa mínima lejanía, parecía ser una profesional de la salud…

- Tito, te presento a la doctora Rasselbach. Ella va a encargarse de vos, durante todo el tiempo que insuma tu estadía aquí.
- Que tal, doctora… como le va. Aún no entiendo que hago aquí, Carlos no me lo ha explicado del todo, y el misterio, le soy sincero, ya no me está gustando nada. (pensó decir “un carajo”, pero la doctora imponía respeto.)
- Tito, si me acompaña, voy a poder explicarle en detalle a lo que deberá someterse, si es su voluntad. Puede retirarse luego sin problemas si decide no proceder con el tratamiento. Procederé primero a su anamnesis, luego a estudios clínicos de rutina y luego, prequrúrgicos si da su aprobación. Lo espero en mi consultorio, el N° 12 del Ala Stroessner. Microneuro cirugía átomo-molecular. Le doy unos minutos para despedirse del Sr. Espinosa.

Dicho eso, su hermoso culo , agitándose y alejándose en dirección al consultorio, le dejó la sensación a Tito de tiempos pasados, maratones sexuales con cierta hermosa hembra en escaleras, pero no lograba enfocar rostros, ni temporalidades. Sólo fue una sensación vaga, lejana, como borrosa.

Helen Rasselbach. Foto de Archivo . (Gentileza Criticón, inc)

- Tito…. Espero que digas que sí. Yo debo volver ya al hotel a seguir comandando ciertas operaciones comerciales delicadas. Aquí vas a estar mejor que un Waldorf Astoria , te lo aseguro. No te preocupes por nada: a diario mandaré a alguno de los muchachos a recoger el informe de la doctora Rasselbach acerca de tu evolución.

Un abrazo largo más tarde, Carlos salto al SLK y se perdió en las calles de Ciudad del Este.

“Estoy cagado realmente, que mierda hago acá. Estoy jugado. Necesito sacarme la duda ya!”, pensó, mientras, con paso apresurado (pero no tanto, ese paso típico del que va hacia incertidumbres, pero sin tiempo) se dirigía al consultorio N° 12. Golpeó la puerta, la abrió, y una aún más hermosa que antes Doctora Helen Rasselbach lo esperaba sonriente , sentada del otro lado de un coqueto escritorio de consulta.

La puerta se cerró.

Continuará.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home