Wednesday, September 21, 2005

Capítulo XIV: Se larga la etapa II de Tito Bustamante.

Abel y Lucre eran tíos de Tito Bustamante, si.

Lo que no sabía nadie, incluyéndolo a él, era que Abel y Lucre, además de hermanos, eran amantes. (Si, muchachos, hay degenerados hasta en Haedo y Mar del Plata)

A raíz de esa relación fraternal TAN enroscada, sumada a la no menos intensa actividad partidaria, los dos tuvieron que emigrar a Israel, donde los sudamericanos no representaban peligro alguno y no eran ni sospechados..ni vigilados.

Siguieron garchando cual parejita normal y siendo cada vez más activos en operaciones trans-continentales...
Ellos pasaban info de colegas argentinos y a cambio, recibian trato preferencial, casa y comida.

Así, fueron escalando posiciones dentro del servicio extranjero israelí, el ACOD, y fueron recomendados (ambos) al jefe del MOSSAD de ese entonces, Abraham Darhei (busquen, que existieron todos)

En menos de una década los dos estaban trepados, enquistados, adueñados de la elite de reclutamiento de nuevos agentes extranjeros para la lucha inteligente contra los insurrectos palestinos.

Hacía rato que vigilaban las actividades de Tito, por que un tipo TAN normalito para el estandar sudaca, era idóneo para forjar un agente absolutamente "invisible" dentro de latinoamérica.

Un aparato de inteligencia tan aceitado como ese, siempre estaba listo y más que preparado para cualquier eventualidad.

El día de los balazos del pastor... todo estaba "on touch"

El chip de presión sanguínea que Lucre le habia metido en la piel luego de arrastrarlo borracho hacia su cama, la navidad anterior, rindió sus frutos.

9.20 minutos luego de los 4 balazos del pastor, cuando aún la policía estaba llegando a sirenazo limpio por Corrientes....la puerta lateral de la iglesia sucumbió ante el embate de 4 poderosos hombres corpulentos que, literalmente, la derribaron.

Cuando sacaban el cuerpo, una voz les dio el alerta. Era el jefe de la 23 de la Federal, Federico García.
Uno de los 4 hombres sacó una tarjeta de su bolsillo, la puso enfrente de la retina de García, y a partir de allí, todo fue un gran camino despejado hacia ninguna parte, de ese vehiculo con patente diplomática, los 4 monstruos, y el cuerpo casi sin vida de Tito Bustamante.
Seguiremos.

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