Wednesday, September 21, 2005

Capítulo XXIII: Carlos Espinosa.



Tito no supo a ciencia cierta cuánto tiempo transcurrió. Supo que tuve sed, supo que la hora de la cena había pasado, ya. Sus tripas eran un cucú suizo.
Supo, también, que era tarde. Sus párpados estaban sincronizados con la medianoche.
Seguro estuvo que era aún más tarde cuando oyó voces masculinas fuera.
Instintivamente llevó la mano hacia donde acostumbraba llevar la Glock. Una sonrisa de desazón le cambió la cara, un momento.

La puerta se abrió, y 3 hombres bastante fieros, del otro lado lo miraron por un instante, hasta que uno de ellos, que no era el botones, dijo: “Párese y síganos, por favor”

Los 3 hombres bastante fieros - Archivo criticón

“Por favor? Pero si me metieron con un caño en la sien, ahora me tratan bien?”, dijo.

Sólo recibió como respuesta un golpe seca en el mentón. De nuevo la nada oscura y absoluta.

Al despertar, se vio sentado en una silla, amarrado por los pies y las manos, por detrás del respaldo. Tardó pocos instantes en recordar todo y pensó: “Con estos no se jode”, mientras se acostumbraba a la luz de la sala. Al levantar la vista, vió a Carlos Espinosa sentado detrás de un elegantísimo escritorio estilo rococó, y este lo observaba fríamente, mientras un puro elevaba una densa nube de humo blanco que lo ocultaba lentamente.


Carlos Espinosa - Archivo Criticón.

-Dígame quién es y que lo trajo a Ciudad del Este, Señor. Y por qué me está siguiendo”

Tito había sido entrenado para estos menesteres. Miró fijo a Espinosa y dijo:

- Me llamo Dino Saluzzi y no lo estoy siguiendo. Sé por qué me está preguntando esto: Vine a conocer la ciudad y decidí seguirlo por que pensé que un turista de su estilo se iba a alojar en un hotel de categoría y veo que estaba en lo cierto.
- Mire, señor. Dos cosas, dijo Carlos, suavemente. Primero….podría tomar como una ofensa eso de “un turista de su estilo”, y creo que usted no está precisamente en condiciones de querer que yo me ofenda. Segundo, y espero ser claro por que tengo poca paciencia, le pido una sola vez más que me diga quién es usted y por que me está siguiendo. Lo escucho.

Tito no dudó ni un instante, y dijo: “Creo que usted no entiende. Soy italiano y no comprendo por qué me maltratan as….”

El golpe llegó desde atrás, inesperado. Su nuca se partió en unas cataratas de estrellas monocromáticas…cuando el aturdimiento pasó, vió que sus ojos estaban exactamente a 5 centímetros de los de Carlos Espinosa, que , casi susurrando, dijo: La última…quién es usted…le doy la oportunidad, por que si se lo digo yo….va a estar en serios problemas. Y como verá, yo no bromeo jamás.

“Me llamo Dino Saluzzi. Vine en tour de compras. Quiero que me explique que está pasando aquí”

Carlos se incorporó. Apagó el puro , y caminando hacia un ventanal a espaldas de Tito, dijo…”mire, señor Bustamante…esperaba que usted fuera sincero. Acaba de ser desleal con el que tiene su vida en las manos. Qué supone usted que debería hacer yo? “

Continuará.

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