Monday, November 28, 2005

Capítulo XXV: La respuesta.

Había perdido ya la noción del tiempo, al meditar una decisión tan profunda y trascendente.
Sólo el régimen de comida que una discretísima y silenciosa mujer de avanzada edad le propinaba, podían darle una cabal idea del tiempo transcurrido. Ya más de 48 horas.




Cuando la puerta se abrió y la mujer ingresó nuevamente con un plato de comida caliente, Tito estaba preparado para responder.

- Dígale al Sr. Espinosa que tengo ya la respuesta.

La mujer lo miró soslayadamente, casi con costumbre a situaciones similares. Como fumar: Hay cigarrillos más o menos sabrosos, pero todos, absolutamente todos, son encendidos de la misma manera.

La rolliza hembra giró sobre sus pasos, y cerró la puerta. Tan discreta y silenciosa como siempre.

Varias horas más se sucedieron implacables. Tito comenzó a creer seriamente que, respondiera lo que respondiera, lo más probable era terminar con una bala en la cabeza. Y disparada desde su propia arma.

De cualquier manera, y auto convenciéndose, ya no tenía nada que perder: no tenía recuerdos, no tenía amigos, estaba solo y sin posibilidades de regresar a Israel a conversar con Abel, sumado esto al abandono que su tío le dio en esa puta ciudad mugrienta y delincuente donde ahora estaba amarrado a una silla.


La puerta se abrió, y un tipo bastante fiero se acercó. El golpe fue fuerte, y exacto. La oscuridad, nuevamente.

EL dolor le llegó a la nuca luego de pasar como una saeta directamente desde el medio de sus ojos, atravesando toda la masa encefálica. Cuando al fin pudo enfocar, Carlos Espinosa miraba a través de la ventana, en dirección al suntuoso jardín interior del hotel. Y el estaba libre. Y dolorido.

- Y bien, Tito? Ya esperé más de lo recomendable en estos casos…

-Me gustaría saber antes de pronunciarme, Carlos…de qué se trata eso mío que tiene….eso que yo jamás imaginaría. Necesito saberlo para decidirme efectivamente.

-Tito, tito…. No está en situación favorable para exigirme absolutamente nada…. Acepta quedarse a trabajar conmigo, o no? Hagámosla corta, por que ya es mediodía. Y por costumbre, no mato a nadie después del almuerzo. Y la carcajada resonó en todas las paredes de la sala, como una burla inmensa del que se sabe ganador sin haber jugado, aún.

-No tengo alternativa, veo. Voy a tener que ver de qué se trata esto de trabajar con vos. Acepto.

Carlos Espinosa sacó, por fin, la sonrisa que , por adelantado, tenía hace muchos días guardada. Esa que lo dejaba al fin en evidencia como franco vencedor de la contienda.

- Vení conmigo. Tenemos que ir al hospital regional. Es el más grande y completo de esta X región comercial paraguaya. Vas a estar bien…

- Pero ya estoy bien, Carlos, no necesito ir a ningún hospital, me recupero rápidamente de los golpes.

-
-Tito.. te aseguro que lo que te va a pasar, bien valdría ir a todos los hospitales de paraguay y dejarte operar 3 veces en cada uno….

Salieron caminando juntos, codo a codo, casi como amigos. Traspasaron la puerta principal del hotel, y se encaminaron hacia un fastuoso mercedes Benz Slk Kompressor.



- Manejá vos, Tito, dijo Carlos, arrojándole un juego de llaves. Empezá a acostumbrarte a tu nuevo auto. En la guantera está tu Glock.Y te prometo que en cuanto te recuperes, te voy a dejar pasar unos días en una cabaña que tengo en Los Saltos del Monday. Por que vas a tener que pensar mucho acerca de lo que te pasó.

NdA: Los Saltos del Monday son una verdadera maravilla de la naturaleza que no son aprovechadas en nada. Hace un par de años se puso alguna infraestructura allí, pero no existe promoción y los caminos de acceso están en pésimo estado.

Continuará…

0 Comments:

Post a Comment

<< Home